Acoso contra mujeres periodistas, «un mundo oscuro»

Agustín Galo Samario / SomosMass99

León, Gto. / Lunes 2 de febrero de 2015

Primera parte

Si en el mundo se reconoce que el periodismo es una actividad de alto riesgo, ¿cómo es para las mujeres que deciden trabajar en los medios de comunicación? Una periodista mexicana aporta un testimonio que da una idea de cómo están las cosas hoy en día. Cuenta que “el director de una prisión intentó desacreditarla diciéndoles a otros reporteros que había pagado a los reclusos información sobre la venta de drogas”.

PERIODISTAS-FOTO-CUARTOSCUROARTURO-PEREZ-1
Las periodistas que han sufrido ataques e intimidación se enfrentan a la disyuntiva de a quién denunciar ya que muchas veces son personajes con gran poder e incluso sus propios jefes.

Al menos hasta la década de los 80 del siglo pasado, según dice Elvira Hernández Carballido en su texto Mujeres Periodistas en México, las reporteras fueron aquellas que “cambiaron la cocina por la sala de redacción. Fueron las que optaron vivir más horas frente a su máquina de escribir que ante la de coser, por bordar párrafos e ideas que vestidos o delantales”.

Esa imagen un tanto romántica ha cambiado a lo largo de 35 años. Hoy el derecho a la libertad de expresión está en entredicho en muchos países, incluido el nuestro, y las mujeres exponen su seguridad personal al desempeñarse “en la primera línea de temas como la corrupción, las divisiones socioeconómicas, políticas y la guerra. Lo hacen en una variedad de entornos, cada uno de los cuales produce un conjunto separado de riesgos”, dicen Alana Barton y Hannah Storm en su informe Violencia y Acoso contra las Mujeres en los Medios de Comunicación, una Fotografía Global.

“En muchos países, hoy en día, existe un sesgo notable hacia lo que abarca el trabajo de las mujeres, con reporteras a menudo confinadas a cubrir historias ‘suaves’ y con una escritura característica. También hay normas culturales en muchos  lugares que no les permiten la igualdad en la elaboración de la agenda de noticias. Las mujeres pueden ser difamadas y condenadas al ostracismo, a hablar a solas con fuentes masculinas, trabajando hasta tarde u obligadas a desafiar el statu quo”, añaden.

Es un contexto del que se desprende que “el número de periodistas sometido a asalto, amenaza o ataque, ya sea directamente o por amenazas a sus familiares y seres queridos, sean físicos, verbales o digitales, no muestra signos de disminuir”. Es más, para algunas mujeres periodistas la “inseguridad se extiende al lugar de trabajo, ya que la prevalencia de la violencia sexual y el acoso en las redacciones de todo el mundo” también ya ha sido documentado.

PERIODISTAS-ALANA-BARTON-FOTO-EDGEHILL-1Alana Barton y Hannah Storm en su informe Violencia y Acoso contra las Mujeres en los Medios de Comunicación, una Fotografía Global, documentan diversas formas de acoso a las periodistas.

El trabajo de Barton y Storm fue realizado entre agosto de 2013 y enero del año siguiente, como parte de un proyecto conjunto entre el Instituto Internacional de Seguridad en las Noticias (INSI) y la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF). Fueron consultadas mil 78 personas a través de una encuesta en idioma inglés, de las cuales 977 fueron mujeres. Los datos personales de cada una se mantuvieron reservados. En Europa y América se empezaron a conocer sus resultados en la primera mitad y los meses finales de 2014, respectivamente. El documento ofrece una descripción de los tipos de violencia y amenazas con que se encuentran las periodistas mujeres y cómo afectan su capacidad para llevar a cabo su trabajo. El documento completo se puede consultar en: http://newssafety.org/uploads/IWMF.FINALA.PDF

Testimonios

Agresiones físicas, amenazas, acoso sexual, discriminación y espionaje digital son algunos de los ataques que se presentan cotidianamente contra las comunicadoras y que enfrentan de distintas maneras. El estudio no evalúa el número de periodistas agredidas sino la naturaleza y frecuencia de las violaciones a sus derechos.

Barton y Storm señalan incluso que las amenazas, el abuso y la violencia son parte de las experiencias cotidianas de muchos periodistas, e incluso varios de estos tipos de incidentes “adquieren un género o componente sexual cuando se dirige a ellas. Los autores de la violencia, amenazas y comportamiento abusivo hacia las mujeres periodistas van desde las autoridades gubernamentales y bandas criminales hasta a sus compañeros de trabajo, jefes, fuentes”.

En este sentido es que son importantes los testimonios recogidos, como el de otra reportera mexicana que relató que cuando estaba en cámara entrevistando a un funcionario y describió como “inmorales” ciertas acciones del gobierno, el entrevistado le respondió: “Hablando de inmoral, ¿qué haces esta noche?”.

Violencias de este tipo y muchas más se repiten contra reporteras de prácticamente todos los países, sean reconocidos como democráticos o en vías de serlo.

A la pregunta de si reportaron o no el acoso y la intimidación en su contra, “una periodista camerunés dijo: ‘Nunca lo reporté. ¿A quién le debo informar? La persona que me intimidaba es la misma a la que, en circunstancias normales, yo tenía que informar’”.

Otra reportera de Estados Unidos respondió: “Yo estaba demasiado asustada para denunciar mi situación (ese fue mi primer trabajo fuera de la universidad), y la persona para la que estaba trabajando y que estaba causando el abuso era / es una muy conocida figura en esta industria. Hubiera sido mi palabra contra la suya, y me sentía completamente impotente. También sentí que sería un suicidio profesional traer algo como esto en contra de este tipo”. Y una colega de su mismo país contestó: “Después de presentar la denuncia… de(l) acoso y la intimidación, yo era enviada a mi hogar y alejada de mis responsabilidades normales. Rápidamente la investigación se volvió contra mí. Embarazosos detalles de mi vida personal fueron sacados a la luz y discutidos por mis supervisores. El departamento de recursos humanos falló en mi contra ‘porque me basé en información objetivamente incorrecta’, y apelé la decisión. Después de la apelación, que también me causó presión emocional extrema y pánico, mi acosador fue despedido con un muy generoso paquete de indemnización, aunque la institución no reconoció la fechoría. Nunca me recuperé del estrés de la presentación del informe, y no estoy segura si debí haberlo hecho”.

Lee más:

http://www.somosmass99.com.mx/acoso-contra-mujeres-periodistas-un-mundo-oscuro/